Cómo empezar a utilizar recursos renovables

El mundo arde. Todos los días utilizamos energía para calentar cosas, con el fin de hacer otras cosas. Pero la Dra. Silvia Trevisan sabe cómo estabilizar la poco fiable energía verde para descarbonizar toda una industria. Tiene la solución perfecta. Con el uso de baterías Kyoto Heatcube, ella puede estabilizar la energía verde poco confiable y descarbonizar toda una industria.

– Es un problema que no hablemos más sobre el uso de calor y de cómo, en cambio, podríamos usar energías renovables en lugar de energía fósil para los sectores industriales que utilizan calor, dice la Dra. Silvia Trevisan (29), recientemente doctorada en el Royal Institute of Technology KTH de Estocolmo. 

– ¿La gente no es realmente consciente del inmenso uso de calor?

– No, porque no lo vemos, no lo sentimos. Pero el calor se usa básicamente para todo. Desde la almohada en la que te despiertas, pasando por las pastillas de vitaminas, la taza de la que bebes el café y el café en sí, luego la bicicleta o el coche con el que vas al trabajo, la base de cemento de tu edificio de oficinas. Todo ha sido prensado, formado, moldeado y ha estado, de una u otra forma, en contacto con calor cuando se produjo, dice la Dra. Trevisan.

– ¿Y la mayor parte del calor a altas temperaturas de la industria, como para el acero, funciona ahora principalmente con combustibles fósiles?

– Sin duda. 

Básicamente, todo lo que tocas está hecho con calor

El mayor impacto que uno podría tener, cuando se trata de mejorar el estado del planeta, está en el uso industrial de calor, explica Trevisan.

– Es precisamente aquí donde, en un sentido más amplio, podríamos tener un potencial impacto para todos, dado que ya tenemos una solución, afirma..

– ¿De verdad?

– Sí, bueno, la gente, en general, podría pensar que el sector del transporte es el culpable de la mayoría de la contaminación global y las emisiones de CO2, probablemente porque todos lo vemos en nuestra vida diaria y «todos» tenemos una relación con el coche. Sin embargo, la realidad es que aproximadamente la mitad de las emisiones en Europa provienen de calentar cosas. Y alrededor del 22 por ciento de esas emisiones provienen del uso industrial de calor, dice la Dra. Trevisan.

– ¿Y tienes una solución para eso?

– Sí, la tenemos.

Una cuestión de conservar lo que amas

Cuando Silvia Trevisan creció junto al mar a lo largo de la Riviera italiana, en las calles empedradas de la antigua ciudad de Génova, estaba fascinada por los bloques metálicos llamados «Meccano» en italiano o «lego avanzado» en Escandinavo. Así que cuando eligió el camino de la ingeniería mecánica para su educación y profesión, obteniendo una licenciatura y luego un máster en Génova, y recientemente un doctorado en almacenamiento de energía térmica por la KTH en Suecia, nadie se sorprendió. 

– Siempre me han interesado las matemáticas y la teoría, pero también las partes prácticas de la ingeniería. Luego, al crecer cerca de la naturaleza y gustarme explorar y correr por el bosque, naturalmente me interesé por conservarlo y, por lo tanto, me adentré en el mundo de la energía, la energía renovable, cuenta la Dra. Trevisan. 

El calor es un desafío industrial casi invisible

Durante su doctorado en KTH, la Dra. Trevisan diseñó, produjo y probó una aplicación de almacenamiento de energía térmica y, durante su próximo posdoctorado, con el apoyo y la financiación de Grupo Kyoto, seguirá desarrollando más sistemas similares para producir y suministrar «calor verde». Principalmente para uso en los sectores industriales. Porque es muy necesario. El uso industrial de calor y la forma en que contribuye a muchas emisiones de CO2 es un problema invisible. ¿Un elefante en la habitación?

– Sí, como un enorme elefante que piensa tranquilamente en el calor, en una habitación llena de animales más pequeños que hablan en voz alta sobre la energía solar, la energía fotovoltaica, la electricidad, el hidrógeno, el viento, etc. Y sí, es genial que el público hable de estas cosas, pero nosotros, como científicos e investigadores, también debemos explicar mejor cómo el calor es una parte importante del problema, afirma.

– Pero, ¿has dicho que ya has encontrado una solución para parte de este problema?

– Bueno, en el futuro necesitaremos muchas soluciones diferentes para el almacenamiento de energía, pero sí, ahora mismo ya podemos producir energía de forma ecológica, y también de forma bastante barata, a través de la energía eólica y solar, por ejemplo. Pero como el clima nunca es estable, la electricidad renovable y, a su vez, el calor, no se pueden utilizar de forma tan fiable y flexible como nos gustaría. Por lo tanto, debe almacenarse para entregarse cuando se necesite, dice la Dra. Trevisan.

¿Usar calor? ¿Hacerlo verde? Necesita ser almacenado

Durante los últimos cinco años, Trevisan ha investigado algunas de las mejores formas de almacenar calor.

– Sí, y seguiré haciéndolo en el futuro, pero ahora mismo el Heatcube de Grupo Kyoto ya está probado, especialmente para temperaturas entre 200 y 400 grados centígrados, que es lo que utilizan normalmente muchas industrias . Los depósitos de energía térmica basados en sales fundidas, similares al concepto del Heatcube, se han probado durante años y la tecnología es  madura. Se trata de cargar y almacenar energía renovable, algo que debemos hacer si queremos seguir utilizando la enorme cantidad de calor del sector industrial y también convertirla en energía ecológica, afirma la Dra. Silvia Trevisan antes de añadir:

– Definitivamente es un desafío, pero también muy emocionante. 

8 cosas que necesitas saber:

• ¿ Cuál es la mayor demanda de energía del mundo ?

• ¿Qué sector emite más CO2?

• ¿Qué sector usa más energía, y con qué objetivo? 

• ¿Cómo se puede utilizar el almacenamiento térmico para descarbonizar el consumo de energía?

• ¿y a que temperatura?

• 3 maneras de almacenar calor.

• ¿Cómo acceder a energías renovables de bajo coste?

• ¿Cómo puede el Heatcube proporcionar calor electrificado con un CAPEX y un OPEX bajo durante décadas?

Descargue la investigación de la Dra. Silvia Trevisan del Instituto Real KTH de Estocolmo.