Kyoto colaborará con Dra. Silvia Trevisan de Real Instituto de Tecnología (KTH)

Una charla y un helado entre un investigador, Silvia Trevisan, y el director de tecnología de Kyoto, en el campus de una de las mejores universidades tecnológicas, KTH, del mundo, se ha convertido en la financiación de un año para una colaboración postdoctoral «impulsada por batería».

«Para convertirte en el mejor del mundo tienes que trabajar con los mejores '', dice Bjarke Buchbjerg (33), director de tecnología en el Kyoto Group.

Un año atrás, se topó con un artículo escrito por Rafael Guédez, un inteligente profesor venezolano que dirige a un grupo de jóvenes estudiantes de doctorado en una de las mejores universidades del mundo para tecnología y sistemas de energía: KTH, el Real Instituto de Tecnología en Estocolmo. El artículo de Rafael Guédez se centraba en la captura y almacenamiento de energía con sales fundidas, un tema central de interés de Kyoto.

Buchbjerg explica:

«Cogí el teléfono inmediatamente y humildemente le pregunté si podía hacerle una visita. Rafael contestó que sí inmediatamente.»

El estudiante de doctorado que creó el «Mini-Heatcube»

Rafael Guédez no solo dijo que sí. El pasado otoño, el profesor organizó una visita para el director de tecnología de Kyoto, presentando su equipo de investigación, su laboratorio y el antiguo campus cubierto de hojas amarillas, ofreciendo una escena parecida a la de la película «El indomable Will Hunting».

«Las industrias que requieren calor se enfrentan a un gran desafío vinculado a la necesidad de descarbonizar sus procesos, pero esto también supone la oportunidad de emerger como líderes en su sector. El uso de combustibles fósiles no solo tiene un impacto negativo en el medio ambiente, y, por lo tanto, en el cumplimiento de los respectivos objetivos de sostenibilidad de las industrias. También representa una mayor dependencia del proveedor e incertidumbre en el modelo de negocio. Lo vemos claramente con la situación geopolítica actual», explica Rafael Guédez, investigador principal y profesor de KTH.

«En KTH sabemos que cuanto antes se produzca la transición hacia la integración de energías renovables y el almacenamiento de energía, como el HeatCube de Kyoto, en los procesos industriales, más robusto será su negocio en el futuro y mayor será su contribución a la transición verde y nuestros objetivos climáticos», añade Guédez.

Guédez estaba especialmente interesado en organizar una reunión más larga entre Buchbjerg y la estudiante italiana Silvia Trevisan, quien, durante sus recientes estudios de doctorado, diseñó, produjo y testeó su propio prototipo de aplicación para el almacenamiento de energía térmica, similar al Heatcube de Kyoto.

«Silvia es inteligente y tiene talento, y gracias a su invento, solo tuvimos que trabajar con ella para ver cómo juntos podíamos desarrollar la mejor aplicación posible de almacenamiento para nuestros futuros clientes,» explica Buchbjerg. «La gente de KTH son los mejores del mundo trabajando con tecnologías energéticas e innovación, especialmente con el uso de sales fundidas.»

«Es por eso que Kyoto se enorgullece de anunciar que financiaremos un año del postdoctorado de Silvia a partir del 1 de julio de 2022. El proyecto se llamará RIHOND (Renewable Industrial Heat on Demand),» continúa Buchbjerg.

Colaborando en el futuro del almacenamiento de la energía térmica

La emocionante colaboración «Empresa + Ciencia» es un nuevo camino para el Kyoto Group y significa que ahora tienen a una Dr.philos. del KTH, una universidad conocida por ser la cuna de los ingenieros en Europa. Pero, ¿qué hará exactamente Silvia?

«Silvia tiene el título de PhD y continuará investigando e impulsando un mayor desarrollo material de la tecnología de baterías térmicas del Kyoto Group. Estamos comprometidos con fabricar baterías que proporcionen calor directamente a la industria,» dice Buchbjerg.

¿Y cómo contribuye la colaboración con KTH en Estocolmo?

«Nos ayudan a convertirnos en los mejores. La industria de las baterías térmicas es todavía joven, y hay pocas empresas trabajando en este tipo de tecnología. Por eso, para que Kyoto se convierta en la mejor, necesitamos colaborar con los mejores, como KTH y Silvia.» concluye Buchbjerg.